martes, 11 de marzo de 2008

La era de la revolución tecnológica

Al hilo del anterior comentario, y una vez más reflexionando sobre la operación OPA energética, una serie de pensamientos me llevaron a concluir que “con el pan nuestro de cada día no se juega”.

Esta perogrullada la escuché este fin de semana de un ilustre personaje, responsable de, digámoslo así, una de las mayores, si no la mayor, sala de espectáculos del mundo. Hablando de los costes en los que incurrían, señaló el de seguridad, en el cual, como “puedes imaginar, no podemos ni debemos escatimar ni un solo euro”.

Al principio me limité a asentir sobre la afirmación como lo que era, una perogrullada. Pero ayer, tras darle unas cuantas vueltas al asunto Iberdrola, tras sofreirlo con mi experiencia en los países escandinavos e intentar dar una explicación “razonable” a todo el asunto llegué a la conclusión de que “con la energía no se juega” o como este señor comentó con la energía “como puedes imaginar, no podemos ni debemos escatimar ni un solo euro”.

Y así es. Todo producto que supone una necesidad primaria de todos los ciudadanos (pan, techo, seguridad, energía…), al entrar en el llamado mercado de libre competencia, han de llegar a un techo, necesariamente, que es el de la demanda. Demanda que, en estos casos, acaba cuando la necesidad queda cubierta.

En el llamado modelo del bienestar, welfare state, el estado vela por el suministro de esta demanda. Y los ciudadanos emplean sus neuronas en la producción o creación de valores añadidos. Es por esto por lo que Finlandia se encentra a la cabeza de la revolución tecnológica. Países como éste centran sus energías en desarrollar lo mejor que puede la mente humana dar: Un finés creó linux, un finés creó nokia, suecos, etc... Y lo que sabemos es que la tecnología crea más tecnología, y así exponencialmente. Por esto hemos experimentado un desarrollo inimaginable hace menos de 20 años. Y lo que nos queda por ver, o crear.


Si en España adoptásemos esta dinámica...

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